miércoles, 28 de abril de 2010

LA XTABAY




Vivían en un pueblo dos mujeres; a una la apodaban los vecinos la XKEBAN, que es como decir la pecadora, y a la otra la llamaba la UTZ-COLEL, que es como decir mujer buena. La XKEBAN era muy bella, pero se daba continuamente al pecado de amor. Por esto, las gentes honradas del lugar la despreciaban y huían de ella como la de cosa hedionda. En más de una ocasión se había pretendido lanzarla del pueblo, aunque al fin de cuentas prefirieron tenerla a mano para despreciarla. La UTZ-COLEL, era virtuosa, recta y austera además de bella. Jamás había cometido un desliz de amor y gozaba del aprecio de todo el vecindario.

No bostante sus pecados, la XKEBAN era muy compasiva y socorría a los mendigos que llegaban a ella en demanda de auxilio, curaba a los enfermos abandonados, amparaba a los animales; era humilde de corazón y sufría resignadamente las injurias de la gente. Aunque virtuosa de cuerpo, la UTZ-COLEL era rígida y dura de carácter: Desdeñaba a los humildes por considerarlos inferiores a ella y no curaba a los enfermos por repugnancia.

Recta era su vida como un palo enhiesto, pero sufrió su corazón como la piel de la serpiente. Un día ocurrió que los vecinos no vieron salir de su casa a la XKEBAN, pasó otro día, y lo mismo; y otro, y otro. Pensaron que la XKEBAN había muerto, abandonada; solamente sus animales cuidaban su cadáver, lamiéndole las manos y ahuyentándole las moscas. El perfume que aromaba a todo el pueblo se desprendía de su cuerpo. Cuando la noticia llegó a oídos de la UTZ-COLEL, ésta rió despectivamente.

Es imposible que el cadáver de una gran pecadora pueda desprender perfume alguno exclamó. Más bien hedará a carne podrida. PERO era mujer curiosa y quiso convencerse por sí misma. Fué al lugar, y al sentir el perfumado aroma dijo, con sorna: Cosa del demonio debe ser, para embaucar a los hombres, y añadió: Si el cadáver de esta mujer mala huele tan aromáticamente, mi cadáver olerá mejor. Al entierro de la XKEBAN solo fueron los humildes a quienes había socorrido, los enfermos a los que había curado; pero por donde cruzó el cortejo se fue dilatando el perfume, y al día siguiente la tumba amaneció cubierta de flores silvestres.

Poco tiempo después falleció la UTZ-COLEL, había muerto virgen y seguramente el cielo se abriría inmediatamente para su alma. Pero ¡OH SORPRESA! contra lo que ella misma y todos habían esperado, su cadáver empezó a desprender un hedor insoportable, como de carne podrida. El vecindario lo atribuyó a malas artes del demonio y acudió en gran número a su entierro llevando ramos de flores para adornar su tumba: Flores que al amanecer desaparecieron por "malas artes del demonio", volvieron a decir.

Siguió pasando el tiempo, y es sabido que después de muerta la XKEBAN se convirtió en una florecilla dulce, sencilla y olorosa llamada XTABENTUN. El jugo de esa florecilla embriaga dulcemente tal como embriagó en vida el amor de la XKEBAN. En cambio, la UTZ-COLEL se convirtió después de muerta en la flor de TZACAM, que es un cactus erizado de espinas del que brota una flor, hermosa pero sin perfume alguno, antes bien, huele en forma desagradable y al tocarla es fácil punzarse.

Convertida la falsa mujer en la flor del TZACAM se dió a reflexionar, envidiosa, en el extremo caso de la XKEBAN, hasta llegar a la conclusión de que seguramente porque sus pecados habían sido de amor, le ocurrió todo lo bueno que le ocurrió después de muerta. Y entonces pensó en imitarla entregándose también al amor. Sin caer en la cuenta de que si las cosas habían sucedido así, fue por la bondad del corazón de la XKEBAN, quien se entregaba al amor por un impulso generoso y natural. Llamando en su ayuda a los malos espíritus, la UTZ-COLEL consiguió la gracia de regresar al mundo cada vez que lo quisiera, convertida nuevamente en mujer, para enamorar a los hombres, pero con amor nefasto porque la dureza de su corazón no le permitía otro.

Pues bien, sepan los que quieran saberlo que ella es la mujer XTABAY la que surge del TZACAM, la flor del cactus punzador y rígido, que cuando ve pasar a un hombre vuelve a la vida y lo aguarda bajo las ceibas peinando su larga cabellera con un trozo de TZACAM erizado de púas. Sigue a los hombres hasta que consigue atraerlos, los seduce luego y al fin los asesina en el frenesí de un amor infernal.

Tomado de: Mario Diaz Triay "Guia Turística de la Peninsula de Yucatan, La tierra de los Mayas"

LOS ALUXES




Los aluxes mayas son duendecillos malévolos que deambulan por los bosques y penetran en las casas por las noches. A los durmientes les zamarrean las hamacas para despertarlos. Los aluxes son también causantes de enfermedades: se las producen a las personas cuando duermen con solo pasarles la mano suavemente por la cara. Amanecerá la víctima atormentada por incontrolables fiebres y vómitos. Los aluxes lanzan piedras y maltratan a los perros. Sólo se compadecen de quienes les regalan comida o les hacen ofrendas. En compensación los protegen y cuidan sus casas y sus milpas. A quien pillen robando los frutos de los huertos ajenos, le propinarán una paliza y, por último, acabarán pegando en los gajos los frutos arrancados por el ladrón.

Los aluxes nunca duermen y si lo hacen mantienen los ojos abiertos. Un campesino maya describe lo que es un alux:
Es como un niño. Anda con alpargatas y sombrero; tiene también escopeta y perro; éste último es muy pequeño. En ocasiones, cuando un hombre va por el monte, suele oír disparos del alux y los ladridos de su perro; ésto indica que está de caza. Los animales que mata son de "puro aire" como el y su perro.

Existe la creencia de que los aluxes no son otros que los antiguos ídolos de barro esparcidos por los sitios arqueológicos que de tiempo en tiempo cobran vida para llevar a cabo sus trascadas. Algunos autores afirman que eran los propios hombres quienes volvían a la vida a los aluxes. Para lograrlos, quemaban copal en uno de los mismos aluxes de barro dentro de nueve días y nueve noches, sin conciliar el sueño. Agradecidos, los aluxes guardaban las milpas de sus bienhechores y los defendían de las fieras noctívagas. Sin embargo, los actuales campesinos procuran destruir estos ídolos para evitar la ocurrencia de supuestos desaguisados. Algunos creen que los aluxes desaparecieron para siempre cuando les cayó un rayo mientras bailaban en la lluvia.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Monumento a la Patria




Es el primer altar que se levanta a la nacionalidad en México y en el continente Americano, realizado por el maestro colombiano Rómulo Rozo.
Se ubica en el cruce del Paseo de Montejo y la Avenida Campo Deportivo.
Fue inaugurado el 23 de abril de 1956, por el Sr. Presidente de la República Adolfo Ruiz Cortines, Es el único monumento tallado en piedra directamente, en el mundo y en nuestro siglo atómico.
Simboliza el lago de Texcoco, la eterna armonía, la tradición. Sus 31 columnas representan los 28 estados de la república Mexicana, 2 territorios y el Distrito Federal.
Se representan en esta obra la etapa de la colonia, la independencia, la reforma y la revolución.
Es un hermoso recorrido por la historia de México, como una enorme cadena, cuyos eslabones están formados en todos los metales, desde el más noble y rico, hasta el más humilde, haciendo de éste, un monumento a la patria completo y armonioso.




El Paseo de Montejo



Esta amplia avenida fue construída en homenaje al fundador de la ciudad de Mérida, Francisco de Montejo y León. En 1904, fué inaugurado parcialmente y en 1906 se colocó la primera estatua, en honor a Justo Sierra O'Reilly, que marcaba el final de la Avenida. En 1925 se levantó la estatua de Felipe Carrillo Puerto. En 1916, se intentó prolongar el Paseo hacia el Sur, para unirlo con la zona comercial de la capital. Sin embargo, sólo se pudo desalojar una manzana contigua al inicio de esa Avenida (el 5 de enero de 1995 se inauguró en ese lote "El Remate"). Desde entonces ha tenido diversas ampliaciones: En 1926, se le aumentaron 371.13 metros y llegó hasta donde ahora se encuentra el Monumento a la Patria.
En 1979 se inició la construcción de otra etapa del Paseo conocida después como "Prolongación de Montejo". Comenzó en la calle 21 de la Colonia México y llegó hasta las puertas del Club Campestre, sobre lo que entonces se llamaba la "nueva carretera" a Progreso.
El inicio de la Prolongación de Montejo (6 de agosto de 1979) coincidió con la remodelación del Paseo desde la calle 47 hasta el Monumento a la Patria.
En ese tramo se hizo un glorieta más, frente al Club Campestre, adornada con una fuente.
Posteriormente, en 1993, se continuó con la Prolongación de Montejo hasta las puertas de Cordemex, también abriendo camellones y ampliando 1,200 metros la vía de la nueva carretera a Progreso. Para marcar el final se construyó un monumento a Gonzalo Guerrero, a quien se considera padre del mestizaje en el país. En total, Montejo, con la llamada Prolongación, mide ahora 5,438 metros.
Hoy día, a casi un siglo de inaugurado, conserva sólo algunas de sus residencias originales, rodeadas por tiendas y oficinas de todo tipo, bancos, hoteles, agencias de viajes, etc. Debido a los hoteles que están en la avenida o en los alrededores, se ha convertido en una zona turística de gran vida nocturna, nutrida por los numerosos restaurantes que ocupan buena parte de su extensión.
Venga y recórralo en un agradable paseo en calesa.

La Casa de Montejo


Su fachada principal, la única que no ha sufrido alteraciones, es considerada "la joya del arte plateresco más valiosa que poseemos en arquitectura civil" del país. También se ha dicho de esa portada que no hay "ningún monumento más rico en este género" e Tan sólo describir el ornato de esa parte del edificio, que tiene indicios de arte indígena, llevaría mucho tiempo debido a la cantidad de elementos que componen sus dos partes.
En el libro que escribió al respecto el historiador Ignacio Rubio Mañé se hace una mención detallada de ese pórtico.
Hay conchas de las que salen cabezas humanas, el busto de una mujer con corona, un hombre barbado cuya cabeza parece cubrir un yelmo o turbante y tritones que sostienen pequeños cartelas con inscripciones: Amor Dei y Vincit (El amor de Dios venció).
Al erudito maestro de la historia del arte en México, Manuel Toussaint, le pareció "muy curiosa" una escultura de ese conjunto que representa a un hombre vestido con piel de cordero que sostiene la base de la ménsula que forma el balcón.
La fachada también tiene capiteles decorados con cabezas de niños con cuernos como si se tratase de diablos o sátiros; hay venados y ángeles en el friso y las columnas, colgantes en forma de flores estilizadas y salvajes burdamente vestidos con pieles de carnero, que sostienen mazas de troncos.
Hay una ménsula formada por cabezas de niños que gritan, lloran o sonríen; guerreros armados que descansan en cabezas de indios vencidos y que sostienen en una mano una alabarda, y en la otra una tosca espada; animales fantásticos y dos leones rampantes en la cornisa.
Se observan también los monogramas de Jesús y de María, y arriba de la puerta el gran escudo de los Montejo, coronado por un yelmo que cobija un águila.
A la muerte de Montejo el Adelantado, la propiedad - ocupaba toda la manzana- pasó a su viuda doña Andrea del Castillo, quien estableció en su testamento que el predio no podría ser vendido sino transferido a su descendencia, instituyéndose así el Mayorazgo de los Montejo sobre el edificio, que duró hasta 1832.
Posiblemente a fines de 1839 la compró Simón Peón y Peón, quien al fallecer en 1869 la dejó a su viuda y luego a su hijo José María Peón Losa.
En 1914 la heredó María Eduviges Peón y Peón, casada con el Ing. Manuel de Arrigunaga y Gutiérrez, quien en los primeros años de este siglo reformó el edificio, dejándolo con los ventanales laterales actuales que sustituyeron a otros de tipo colonial.
Desde hace varios años el edificio es propiedad de Banamex, que tiene una sucursal.

sábado, 7 de noviembre de 2009



EL PALACIO MUNICIPAL
Originalmente estuvo junto a la Casa Real (actualmente Palacio de Gobierno), en un terreno que, al parecer, albergó después al cine Novedades, ahora convertido en Pasaje Picheta. Era un caserón de piedra de un solo piso, que incluía la cárcel municipal.
Durante el gobierno de Santiago Aguirre (1734-1736) se levantó el edificio actual de la calle 62, que tuvo diversas modificaciones con el tiempo, una de ellas de 1856 a 1859 para contar con "24 piezas y cinco galerías de dos pisos".
Estaba coronado por una torre (1870-1872) con un reloj, que luego fue sustituido por otro en 1919. Hoy día las campanas de ese cronómetro están mudas debido a las malas condiciones de la torre, que podría tener derrumbes.
En 1900 se reformó la planta alta para convertirla en Salón de Sesiones del Cabildo. En 1928 se embelleció su fachada, se le adosó el Escudo Nacional y se reconstruyó su torre. Los petriles de fierro del segundo piso –similares a los que tiene el Palacio de Gobierno- fueron sustituidos por antepechos con balaustradas de piedra, entre otros trabajos. Se construyó nueva torre para el reloj.
En 1949 se colocó en la entrada principal un pórtico de piedra del siglo XVIII, donado por Elías Dájer Fadel. La estructura perteneció al predio No. 530 de la calle 58 entre 63 y 65.
En la pared del descanso de la escalinata está empotrado el más antiguo escudo de Mérida, que alguna vez estuvo en la muralla oriental de la Ciudadela de San Benito.
Su elevado patio trasero, donde está el Jardín de los Compositores, es vestigio de la pirámide maya de Bakluum-Chaam que estaba en ese sitio.

EL PALACIO DE GOBIERNO.
Fue construido en el mismo sitio donde estuvieron las antiguas Casas Reales de Gobierno, que era una edificación de estilo morisco que siempre reclamó como suya el Ayuntamiento. De 1612 a 1617 se mejoró el antiguo predio con tres galerías interiores y se trasladaron los dormitorios al costado oriente.
Veinte años después se levantó la galería exterior que daba a la Plaza Mayor.
El gobernador Manuel Romero Ancona decidió levantar el actual edificio, conforme un proyecto realizado en 1879 por el Ing. Olegario G. Cantón. y con un presupuesto de $60,373.51.
Sin embargo los trabajos comenzaron en 1887. El gobernador Gral. Octavio Rosado colocó la primera piedra el 2 de abril, y, cinco años después, en 1892, lo inauguró el gobernador Daniel Traconis. La inversión superó considerablemente lo planeado.
En 1903 ó 1905 se construyó en la azotea una torre para albergar la Estación Meteorológica. Su fachada luce una réplica de la campana de la iglesia del pueblo de Dolores, que el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla utilizó para convocar al pueblo a una lucha que concluyó con la independencia del país.
Diversos gobernadores hicieron modificaciones internas al Palacio de Gobierno. Antes el despacho del Ejecutivo estaba en el costado oriente, donde ahora se encuentra el Salón de los Retratos.
Durante su interinato Víctor Cervera Pacheco mandó construir varios salones pequeños contiguos a su oficina, la cual parecía un laberinto. Víctor Manzanilla Schaffer le hizo un remozamiento general para embellecer los interiores.
Algunos hechos históricos de ese lugar son:
En julio de 1814 fue invadido por partidarios del absolutismo.
Durante la fase más cruenta de la guerra de castas, a fines de 1847, dejó de ser temporalmente sede del gobierno porque ésta se estableció en Maxcanú.
En 1906 fue sede de un banquete al Gral. Porfirio Díaz; en 1915 ocurrió la heroica defensa del gobierno del Tte. Cnel. Eleuterio Ávila Valdós y Lanz, al declararse en rebeldía las tropas de la desaparecida Ex Ciudadela de San Benito.
En diciembre de 1923 Felipe Carrillo Puerto salió precipitadamente de ese lugar, al conocerse la sublevación de la tropa federal enviada a Campeche para reprimir a los revolucionarios delahuertistas.
En 1974 se bautizó al Salón de la Historia, al colocarse en él 27 murales del pintor Fernando Castro Pacheco que muestran pasajes de la vida del Estado. Ahora ese lugar tiene clima artificial.
A pesar de su antigüedad e importancia, la sede del Ejecutivo estatal no fue inscrita oportunamente en el Catastro. En 1918 el gobernador Carlos Castro Morales corrigió esa omisión.